La mañana de este miércoles 9 de agosto, la otrora tranquila ciudad de Poza Rica fue sacudida por otro acto de violencia sin precedentes, cuando un grupo armado perpetró un audaz ataque contra las instalaciones del Sistema Nacional de Protección Integral a Niños, Niñas y Adolescentes (SIPINNA), ubicadas en la colonia Laredo.
El incidente, ocurrido en las primeras horas del miércoles, dejó al descubierto la vulnerabilidad de la seguridad en la región que, dicho sea de paso, vive permanentemente bajo el «código rojo», porque no cesa la violencia.
Según los informes preliminares, el ataque se consumó con una andanada de más de 10 disparos de arma de fuego que impactaron directamente la fachada de las recién inauguradas oficinas, cuyo estreno se celebró el 8 de mayo de este mismo año.
Los vecinos, alarmados por la impunidad con que los grupos delincuenciales perpetran con más frecuencia los ataques armados, han calificado el suceso como un hecho de extrema gravedad que requiere una respuesta inmediata.
Por su parte, la regidora novena, Martha Irene Vargas, quien tiene la Comisión de Desarrollo Económico, Niñez y Familia del Ayuntamiento de Poza Rica, trató de minimizar el incidente a través de las redes sociales. En un mensaje publicado, la funcionaria afirmó que los hechos ocurrieron cerca de las oficinas del SIPINNA Municipal, pero no en su interior, subrayando que las instalaciones no sufrieron daños directos.
Cabe resaltar que violencia no se limitó a este ataque.
Horas más tarde, en la colonia Chapultepec, se desencadenó una intensa persecución de dos vehículos sospechosos tripulados por individuos armados.
A pesar de los esfuerzos por detenerlos, los delincuentes lograron escapar, pero su huida condujo al hallazgo de un artefacto explosivo en la intersección de las calles Mango y Nogal.
Ante el hecho, unidades especializadas del Ejército Mexicano acudieron para asegurar la zona y neutralizar la amenaza.
Es importante resaltar que la ciudad de Poza Rica —considerada la más importante de la zona norte del estado— ha permanecido bajo una ola de violencia desde este año 2023, dejando a sus residentes en un estado de constante inseguridad.
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A pesar de los esfuerzos coordinados entre diversas entidades federales y estatales en colaboración con el alcalde Fernando Remes Garza, la impunidad prevalece y los grupos delictivos parecen operar con una osadía cada vez mayor.
Los pozarricenses se mantienen en vilo, esperando respuestas concretas y medidas efectivas que restauren la tranquilidad en la región.