El gobierno va por tus ahorros: el desgaste de los fondos de emergencia
Los fondos de estabilización en México, reducidos al límite bajo la administración actual.
El gobierno vacía los fondos de emergencia: un panorama alarmante
Los fondos de estabilización, creados para garantizar la estabilidad económica en tiempos de crisis, han sufrido un desgaste histórico en México.
Durante las administraciones de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum, herramientas como el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) se han reducido drásticamente, comprometiendo la capacidad del país para afrontar emergencias económicas futuras.
En 2018, al inicio del mandato de AMLO, el FEIP contaba con más de 300 mil millones de pesos. Sin embargo, en 2024, esta cifra cayó a menos de 10 mil millones, una disminución alarmante atribuida al uso excesivo de estos recursos para cubrir déficits fiscales y financiar programas sociales.
Un desgaste sin precedentes
Entre los factores que explican esta situación destaca el uso de los fondos para contrarrestar las caídas en ingresos petroleros y tributarios, especialmente durante la pandemia de COVID-19. En 2020, más de 150 mil millones de pesos fueron retirados para compensar el desplome de la actividad económica, dejando a México con escaso margen para enfrentar futuras contingencias.
Además, programas sociales como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” han sido financiados parcialmente con estos recursos, superando los 75 mil millones de pesos anuales en 2022. Aunque estas iniciativas buscan un impacto social positivo, su falta de resultados medibles y sostenibilidad financiera genera cuestionamientos.
Por otro lado, la ausencia de una reforma fiscal estructural ha mantenido una dependencia excesiva de los ingresos petroleros, insuficientes para enfrentar los requerimientos presupuestales. Países como Chile y Brasil, que han diversificado sus economías, presentan modelos más resilientes frente a choques económicos.
Consecuencias económicas
El agotamiento de los fondos de estabilización ha incrementado la dependencia del endeudamiento. En 2023, el déficit presupuestario alcanzó el 3.5% del PIB, obligando al gobierno a emitir deuda por más de 800 mil millones de pesos. Este nivel de endeudamiento no solo genera mayores costos financieros, sino que también limita la inversión en infraestructura y servicios esenciales.
La percepción internacional también se ha deteriorado. Agencias como Fitch Ratings y Moody’s han reducido la calificación crediticia de México, señalando la falta de reservas fiscales y el incremento de pasivos contingentes como el rescate financiero de PEMEX. Esto encarece el acceso a financiamiento externo y afecta tanto al sector público como al privado.
Los fideicomisos, en la mira
Otros fondos clave han sido eliminados o utilizados de manera cuestionable:
- FEIEF: De los 90 mil millones de pesos iniciales, no queda nada. Este fondo se usó para transferencias a estados ante caídas de ingresos federales.
- FONDEN: Eliminado, dejando al país sin recursos para enfrentar desastres naturales.
- Fideicomisos del Poder Judicial: Los ahorros destinados a pensiones y salud, equivalentes a 15 mil millones de pesos, desaparecieron.
- CONACYT: Con la eliminación de fideicomisos científicos, 8 mil millones de pesos se redirigieron, afectando becas y proyectos de investigación.
La reforma al Infonavit: más riesgos
La reciente propuesta de Claudia Sheinbaum para reformar el Infonavit podría profundizar los problemas. Esta iniciativa otorga al gobierno mayor control sobre el organismo, debilitando la representación de trabajadores y empresarios. Los críticos señalan que este cambio pone en riesgo los ahorros de más de 2 billones de pesos destinados a vivienda, abriendo la puerta al uso discrecional de estos recursos.
Un camino incierto
El panorama económico de México luce sombrío. Sin fondos de emergencia, el país enfrenta mayor vulnerabilidad ante choques externos. La inflación, que cerró en 7.8% en 2023, podría repuntar en los próximos años debido al creciente déficit. La inversión privada, un motor clave para el crecimiento, sigue estancada, mientras que la inversión extranjera muestra una contracción significativa.
Recomendaciones para salir del atolladero
- Reconstitución de fondos: Establecer reglas claras para el uso de los recursos y reconstruir las reservas fiscales.
- Diversificación económica: Promover sectores como tecnología y manufactura avanzada.
- Certidumbre para inversionistas: Fortalecer el Estado de derecho y eliminar barreras regulatorias.
- Transparencia: Asegurar la rendición de cuentas en el uso de recursos públicos.
- Fortalecimiento institucional: Garantizar la autonomía de organismos financieros y reguladores.
México se encuentra en una encrucijada que exige decisiones responsables para evitar una crisis mayor. La historia del país muestra que, cuando los recursos se manejan con opacidad, las consecuencias las pagan todos los ciudadanos.
Fuente: Asael Polo / Economista de la UNAM