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El Jobo: Tesoro Culinario de México

La naturaleza regala a México un auténtico tesoro culinario: el Jobo.

Desde las costas y zonas tropicales de Tamaulipas hasta los límites de Chiapas, el Jobo, fruto endémico del continente americano se alza como un manjar altamente apreciado por pobladores y fauna por igual.

En un recorrido por el pintoresco puerto de Tuxpan, se conversó con un vendedor de aguas frescas de temporada, quien desveló que, al inicio de la temporada, una cubeta de 19 litros de Jobo puede alcanzar hasta mil pesos, aunque su precio tiende a descender a medida que avanza el breve período que abarca desde finales de julio hasta principios de septiembre.

El Jobo: Tesoro Culinario de México

Durante estas semanas fugaces, los habitantes tienen la oportunidad de recolectar este preciado fruto directamente del árbol que comparte su nombre.

Debido a su limitada disponibilidad, el litro de esta exquisita preparación se comercializa a unos cincuenta pesos en la ciudad de Tuxpan.

El Jobo: Tesoro Culinario de México

Mientras tanto, en Poza Rica, el Jobo se vende a «medida», con precios oscilantes entre 25 y 50 pesos por lata de sardina.

No es raro encontrar a familias enteras recogiendo el fruto en parques, áreas verdes del hospital de Pemex y colonias periféricas, sumándose a la danza culinaria que marca la temporada.

Además, aves y reptiles como las iguanas se deleitan con su irresistible sabor afrodisíaco, a menudo dejando tras de sí frutos parcialmente mordidos, lo que en ocasiones deja a los pozarricenses con la búsqueda de recolectar los ejemplares restantes.

Algunos optan por procesar la pulpa y congelarla para extender el disfrute de su singular sabor a lo largo del tiempo.

Si bien la venta de pulpa congelada ha encontrado aceptación en una parte significativa de la población, también ha generado recelo entre algunos sectores debido a cuestionamientos sobre la higiene en su preparación.

Asimismo, hay quienes aprovechan la técnica de congelación a largo plazo para compartir el sabor del Jobo con familiares y amigos en ciudades distantes, llevando consigo un pedazo de la riqueza culinaria de la región.

Dada su estacionalidad, que abarca aproximadamente 30 días, la industrialización del Jobo se convierte en un desafío insuperable.

Hasta la fecha, ninguna empresa ha logrado emular su sabor mediante saborizantes artificiales, lo que resalta su autenticidad y singularidad en el mundo gastronómico.

El desconocimiento sobre este exquisito fruto es tal que, incluso entre los vecinos circundantes de Veracruz, muchas personas desconocen su existencia y quedan maravilladas al probarlo por primera vez, experimentando una explosión de sabores únicos y una textura que despierta los sentidos.

El Jobo, conocido también como jocote, es una fruta que inicia su temporada de cosecha en agosto y culmina en septiembre de cada año, brindando un alimento rico en vitaminas y nutrición a quienes tienen la fortuna de saborearlo.

¿Qué es el Jobo?

El Hobo, Jobo o Yuplon o Mango Papaya (Spondias mombin) es una especie fanerógama de árbol en la familia Anacardiaceae.

Es nativa de América tropical, incluyendo las Indias Occidentales. Si bien raramente se cultiva, ha encontrado su hogar en partes de África, India e Indonesia.

La fruta, grande y exuberante, se distingue por su cáscara correosa y su fina capa de pulpa, que puede ser consumida fresca, transformada en zumo, concentrado, gelatinas o sorbetes.

En Surinam, su infusión de hojas se utiliza en medicina tradicional para tratar inflamaciones, diarreas y venéreas. Además, la semilla contiene un contenido graso del 31,5%.

Desde los indígenas tikuna de la Región Amazónica de Colombia hasta los Llanos Orientales, el consumo de los frutos de Jobo como alimento es amplio tanto para el hombre como para la fauna.

Los ganados y chácharos (tayassu spp.) aprecian sus frutos durante el verano. Incluso en las travesías de los conquistadores españoles en el siglo XVII, el Jobo les ofrecía alivio a su sed, al beber la savia de sus raíces.

El Jobo no solo conquista por su sabor, sino también por sus beneficios nutricionales. Ayuda a controlar la diabetes y promueve la pérdida de peso debido a su riqueza en fibras que aumentan la saciedad y ralentizan la absorción de azúcar en sangre.

Además, es rico en vitamina C, flavonoides y carotenoides, compuestos con propiedades antioxidantes que protegen las células del organismo y previenen el envejecimiento prematuro, el cáncer y problemas cardiovasculares.

A medida que la temporada de Jobo se encuentra en pleno apogeo, esta fruta se convierte en la delicia y el protagonista de las mesas de los pozarricenses y de ciertas zonas del país.

Una oportunidad para deleitarse con su sabor y beneficios, que la naturaleza ofrece generosamente en este rincón de México.

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