El covid-19 en Pemex, cayó como anillo al dedo
Ni contratos, ni medicinas, ni mantenimiento, ni seguridad en Pemex
Por: Herenio Modestino
Ni en los peores tiempos y escenarios de Carlos Salinas de Gortari o de Enrique Peña Nieto, los empleados de la paraestatal Petróleos Mexicanos igualan lo que se encuentran ahora viviendo, uno de los más tristes escenarios, moviéndose entre la incertidumbre y la desesperación, entre la espada y la pared que representa que sus familias sufran de hambre o que mueran por el COVID19, y mientras el pesar ronda en sus cabezas, la secretaría Rocío Nahlé aprovecha el momento que le vino como anillo el dedo, para lograr un ahorro multimillonario que le permite continuar en el sueño de terminar la refinería en Dos Bocas, Tabasco.
Cuando la política del quédate en casa se implementó en el país, siguiendo los modelos de las primeras naciones victimas del contagio, una alarma se prendió en Petróleos Mexicanos, ¿Qué política se habría de establecerse a fin de que una industria tan necesaria como la petrolera continuara trabajando sin que esa decisión no afectara la congruencia de pedirles a otros que no fueran a trabajar, que sus salarios se siguieran pagando y que el gobierno no hiciera lo mismo con sus empleados petroleros.
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Pero alguien dentro de ahí, empezó a hacer cuentas y sonriente dijo, “señores, la pandemia nos ha venido como anillo al dedo, lejos de ser un problema para nosotros en Pemex, nos vendrá a solucionar la crisis económica y ahorrar miles de millones de pesos” y en verdad que ha sido así, por las siguientes razones:
Desde la pandemia, Pemex se ha ahorrado el pago de millones de pesos en el pago de salarios, vacaciones y aguinaldos, en consecuencia de que no ha contratado a la gran mayoría de la plantilla de trabajadores transitorios, ¿Por qué razón los habría de contratar, cuando la gente se está quedando en su casa?
Los gastos de mantenimiento se detuvieron, pues al no estar la plantilla diurna que se encarga de eso, los gastos de insumos se dejaron de hacer, salvo los estrictamente necesarios por cuestión de seguridad en los procesos industriales, todo lo demás, tendrá que esperar.
En cuanto al gasto hospitalario, los encargados de las finanzas se dieron cuenta de que el número de los derechohabientes que acudieron a los hospitales se redujo de forma abundante, ya no iban por el dolor de cabeza, ni por problemas más serios por el inmenso temor de que, aún estando enfermos de otras cosas, el covid-19 pudiera llegar a sus vidas tan solo por el hecho de llegar al hospital en el día y en el momento equivocado. Como consecuencia, las medicinas se dejaron de comprar y el ahorro en Pemex también creció más.
También les vino como anillo al dedo la pandemia, porque la compra de ropa de trabajo, guantes, botas y demás implementos de seguridad, dejaron de ser solicitados por los trabajadores, y la empresa también ahorró, porque tampoco gastó dinero alguno en la adquisición de cubrebocas para usarse dentro de las instalaciones con el personal que si estaba laborando.
El sindicato petrolero en los primeros días se alegró de la medida del patrón de hacer que los empleados se quedaran en sus casas, y los empleados también brincaron de gusto, cobrar sin trabajar es lo mejor que pudiera existir, pero con el transcurso de los días se dio cuenta de lo peligroso que resultaba la medida, pues el covid-19 no justificaba tampoco que se contrataran a los transitorios justamente para no hacer nada, por lo que el trabajo empezó a escasear.
Y llegaron las muertes de los trabajadores petroleros, y a la empresa también eso “le cayó como anillo al dedo” porque entonces empezaron a darse cuenta de que de todos modos el trabajo se seguía realizando aún con las ausencias de los empleados en riesgo, los que hacían home office, y también, por supuesto, sin cubrir las plazas de los que se habían fallecido por la pandemia y otros padecimientos más.
Ahora, el sindicato petrolero está tambaleándose porque si le exige al patrón la vuelta al trabajo en condiciones de normalidad, deberá de asumir el costo de los que se enfermen y de los que mueran entre sus compañeros asociados, pero por otro lado, si no hace nada que justifique la necesidad de contratar a los que desde el mes de marzo del 2020 se encuentran sin trabajo, serán sus propios socios los que se encarguen de tumbar a su dirigencia sindical que justamente es la piedra en el zapato del gobierno de la república.
En fin que, por razones como éstas, a López Obrador y a Petróleos Mexicanos el covid-19 les cayó, como anillo al dedo.
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